Día 0: Llegando a Japón.
- Amanda
- 4 mar 2024
- 3 Min. de lectura
Viajar a Japón es una aventura desde el minuto cero, es más, diría que incluso meses antes de viajar comienza la travesía en caso de que, como yo, dispongas de un pasaporte que requiera de visado para la entrada al país. Nosotros particularmente empezamos a organizar nuestro itinerario y a reservar hoteles entre cuatro y cinco meses antes de viajar, ya que uno de los tantos requerimientos para solicitar la visa es tener todo programado al milímetro. Para nuestra sorpresa y muy para bien, eso nos ayudó bastante, porque incluso con cinco meses de antelación, muchos de los lugares que queríamos visitar ya estaban sin disponibilidad. Ni hablar de los restaurantes más famosos y solicitados.
Un mes antes de viajar nos presentamos en la embajada de Japón en París, que es la acreditada para trámites de residentes andorranos, con carpeta en mano a rebosar de documentos y los nervios de punta. Me acuerdo muy bien de la cara de asombro de la funcionaria que, al ver nuestra carpeta, nos dijo: "es la primera vez que veo tantos papeles". Ahora me hace reír pero en ese momento no fue muy gracioso. Diez días después volvimos con el corazón en la garganta a por el esperado veredicto: VISA APROBADO. ¡Aleluya! Ya estamos un paso más cerca.

El día antes del vuelo, para mi sorpresa pude dormir súper bien, a pesar de ser el viaje con el que llevo años y años soñando. Sinceramente, pensaba que días antes estaría tan ansiosa que no podría conciliar el sueño, pero diría que el tener todo "bajo control" en cuanto a la organización me ayudó bastante a bajar los niveles de ansiedad.
Viajamos de Barcelona a Munich. Llegamos. Esperamos el próximo vuelo. Al medio día embarcamos con destino a Haneda, Tokyo. Ya en el avión, la tripulación se dispuso a servir el almuerzo a modo de cena. Aunque era la una de la tarde, ya desde el avión y en pleno viaje comienzan a hacer la transición horaria para combatir más fácilmente los síntomas del jet-lag debido a las ocho horas de diferencia con Europa. Aproximadamente las quince horas ya apagan las luces para simular que es de noche y poder dormir. Llegamos a Haneda a las 9:15 (hora local) y empieza la locura. Tenemos 1 hora y 45 minutos para: pasar por migraciones, recoger la maleta, pasar la aduana, volver a hacer check-in de las maletas en nuestro siguiente y final vuelo local con destino a Sapporo. Desorientados, desvelados y acalorados corremos como gallinas sin cabeza por el aeropuerto dando vueltas y vueltas. Todo está el japonés, no entendemos que hacer, donde ir, ¡como comunicarnos!

Finalmente, y muy muy por los pelos, conseguimos embarcar en nuestro tercer avión. Llegamos al aeropuerto de New-Chitose y nos queda una última cosa por hacer: agarrar un tren del aeropuerto a la ciudad, pero ya no tenemos horarios así que estamos más tranquilos. Ya con las maletas en mano, salimos a “tomar el aire” y un frío arrollador nos recibe y un paisaje inundado de nieve nos abraza. Por primera vez podemos detenernos a observar nuestro alrededor, todo es tan diferente, tan nuevo para nosotros. Los carteles, las maneras, las reglas y normas intrínsecas. Otro universo. Por fin y después de tantísimo: ¡Estamos en Japón!
Para terminar, mi primer vídeo en Japón en nuestro avión con temática de Star Wars de camino a Sapporo que, por cierto, al aterrizar tanto el piloto como R2-D2 nos dieron la bienvenida.
Que buena forma de empezara nuestra aventura.
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